Las actuales condiciones de distribución de los espacios en las oficinas actuales hacen inviable la distancia de seguridad que se exige para que los trabajadores estén seguros en las oficinas y con las medidas de seguridad apropiadas frente al COVID-19.

Ante la posibilidad de un nuevo confinamiento, y tal y cómo van los brotes de coronavirus por todo el mundo, muchos padres vuelven a plantearse qué hacer ante el escenario de que los niños vuelvan a estudiar de forma virtual.

En 2014 se publicó el Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, que es el análisis más exhaustivo y relevante de las Naciones Unidas sobre nuestro clima cambiante, y dentro de este informe se han presentado las implicaciones del Cambio Climático en las Edificaciones. Y es que los efectos del cambio climático no solo lo podemos evaluar desde el punto de vista de lo que pasa en los espacios naturales (como el deshielo de los cascos polares, sequías y los incendios forestales que están provocan, etc.) sino que también tiene fuertes implicaciones en los espacios urbanizados, sobre todo en aquellos que han sido construidos sin tomar en cuenta el entorno (por ejemplo sobre el antiguo cauce de un río, o en zonas vulnerables ante derrumbes).

Cuando hablamos de texturas, hablamos de sensación, de esa percepción en la que vinculamos vista y tacto. Las texturas permiten que llegue a nuestro cerebro la sensación de una superficie. Por ello el uso de texturas en arquitectura y en diseño de interiores es muy importante, porque junto al color, son las que determinan (principalmente) la percepción que tenemos del espacio.